¿Sudas más de lo normal? Sabemos que sudar en exceso puede convertirse en un problema y, si te pasa, seguro que entiendes de lo que hablamos. La hiperhidrosis es un trastorno silencioso que afecta a muchas personas y, como os adelantamos en el blog “ La solución para la sudoración excesiva o hiperhidrosis”, consiste en sudar demasiado incluso cuando nuestro cuerpo no lo necesita.
El primer paso para tratarlo es conocer qué tipo de hiperhidrosis padecemos. La hiperhidrosis primaria focal se desarrolla sin una causa aparente, mientras que la hiperhidrosis secundaria generalizada deriva de otra circunstancia o patología concreta (menopausia, obesidad, hipertiroidismo, gota, cáncer…).
En este caso vamos a centrarnos en la sudoración excesiva primaria. La hiperhidrosis primaria se localiza principalmente en las zonas del cuerpo con más glándulas sudoríparas -en las palmas de las manos, las plantas de los pies y, sobre todo, en las axilas- y suele aparecer durante la adolescencia. Aunque las mujeres tienen mayor cantidad de glándulas sudoríparas que los hombres, en ellos están más activas, por lo que les afecta por igual. Además, a diferencia de la secundaria, la sudoración no suele ocurrir durante la noche.
Las causas de la sudoración excesiva primaria
La sudoración excesiva primaria suele tener un componente genético y es hereditaria, dos tercios de las personas que sufren la enfermedad tienen un familiar con el mismo trastorno. Hace no mucho, se consideraba que la causa de esta patología estaba relacionada con la ansiedad y los problemas psicológicos, y solo afectaba a personas nerviosas o estresadas. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que existe una causa real independiente del estado mental y emocional del paciente. En realidad es al contrario, en muchos casos, las personas que sufren hiperhidrosis tienen problemas de ansiedad o estrés emocional provocados por los síntomas de la sudoración excesiva.
Cuando la hiperhidrosis no se debe a un motivo determinado, los expertos creen que la causa puede ser un problema en el sistema nervioso, en concreto, el simpático, que se ocupa de las funciones y respuestas involuntarias. Para que lo entendamos, en una situación normal, el sistema nervioso simpático actúa como un interruptor; cuando se produce algún factor desencadenante -calor, estrés, miedo, ejercicio- se enciende y envía una señal al cerebro para que las glándulas sudoríparas produzcan sudor y se regule la temperatura, y, cuando el estímulo desaparece, se apaga y dejamos de sudar. En cambio, las personas que sufren sudoración excesiva tienen glándulas sudoríparas hiperactivas que reaccionan de forma desproporcionada a los estímulos produciendo más sudor del necesario; es decir, su interruptor se ha quedado atascado en la posición de encendido y el cerebro sigue enviando señales a las glándulas sin que sea necesario enfriar el cuerpo.
En algunos pacientes los síntomas son bastante severos y terminan afectando a su calidad de vida y, aunque afortunadamente existe el tratamiento de hiperhidrosis para reducir el problema, en muchos casos no consultan con un experto al pensar que no es un problema de salud o que no tiene solución.
¿Cuándo acudir al médico?
Si no puedes hacer algo tan simple como darle un apretón de manos a alguien, o se te empapa la camiseta al salir de la ducha incluso en invierno, lo mejor es que vayas al médico para que te realice una evaluación clínica. Es muy difícil establecer cuánto sudor es normal, pero si sudamos en exceso en circunstancias en las que no hay estímulos que lo justifiquen debemos recurrir a la opinión de un especialista para descartar patologías subyacentes e informarnos del posible tratamiento de hiperhidrosis.
Durante la evaluación clínica, el médico especialista estudiará nuestros patrones de sudoración -en qué partes del cuerpo se produce, con qué frecuencia, desde hace cuánto sucede, si disminuye por la noche, si perjudica nuestra actividad diaria…-, para poder confirmar el diagnóstico de sudoración excesiva primaria.
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Tratamiento de hiperhidrosis
Cuando el diagnóstico se confirma, existen distintos tratamientos para reducir la producción de sudor, y aunque, en algunas ocasiones no conseguimos eliminar la sudoración por completo, podemos encontrar distintas opciones para mejorar nuestra calidad de vida.
Un tratamiento de hiperhidrosis entre los más conocidos y usados son los desodorantes y antitranspirantes, pero normalmente su eficacia es limitada en casos de sudoración excesiva y pueden producir irritaciones en la piel. Cuando la hiperhidrosis es generalizada, es decir, afecta a todo el cuerpo, podemos utilizar fármacos anticolinérgicos que inhiben la transmisión de los impulsos nerviosos. Otra de las terapias indoloras contra la sudoración excesiva, sobre todo en manos y pies, es la iontoforesis, que consiste en el paso de una corriente eléctrica a través del agua para inhibir la transpiración. También se suele emplear una técnica que bloquea las señales a las glándulas sudoríparas y evita la sudoración. Es el tratamiento más popular, y aunque el bloqueo no es definitivo -dura entre 4 y 6 meses-, en Clínica ITYOS consideramos que es la alternativa más eficaz y segura en la mayoría de las ocasiones. En casos resistentes, si las técnicas anteriores no han funcionado, se puede realizar una simpatectomía quirúrgica en la que se interrumpe el nervio simpático central, aunque es un procedimiento sencillo puede haber complicaciones por lo que solo se recomienda en casos graves.
Si quieres terminar con esta molesta patología que condiciona tu vida pide una cita con nuestros especialistas llamando al 912 906 912 o escribiendo a info@clinicaityos.com y te informaremos del tratamiento de hiperhidrosis más adecuado para ti.