De la noche a la mañana, el ácido hialurónico inundó nuestras vidas. Lo podemos encontrar en casi todo, desde en serums y cremas antiedad hasta en las patatas azules japonesas. Este ingrediente revolucionario, que está en todas partes, nos promete eterna juventud y, como no podía ser de otro modo, se ha convertido en el rey absoluto de la estética del siglo XXI.
El ácido hialurónico hidrata la piel y tiene un importante efecto antiaging. Hasta aquí, si eres un entendido de la medicina estética, no te habremos revelado ningún secreto pero seguro que hay muchas cosas del ácido hialurónico que todavía no sabes como cuándo se descubrió o cuál es la mejor forma de incorporarlo en tus rutinas de belleza.
Para ayudarnos a entender el milagro de este compuesto, consultamos con nuestra doctora Inmaculada Ortiz, especialista de medicina estética en Clínica ITYOS.
¿Qué es el ácido hialurónico?
Lo primero es lo primero, ¿qué es exactamente? ¿cuándo empezó a utilizarse? y ¿de dónde se extrae?
El ácido hialurónico es una molécula que se encuentra de forma natural en la piel y el tejido conectivo del cuerpo. Dependiendo de la zona donde se encuentre cumple distintas funciones. En el caso de la piel, retiene el agua y ayuda a mantener la hidratación y el volumen. Es decir, el ácido hialurónico actúa como una esponja, atrae y conserva grandes cantidades de agua. De hecho, es capaz de contener 1000 veces su peso en agua, de ahí su condición de súper ingrediente.
Aunque fue descubierto en 1934 por dos científicos -Karl Meyer y John Palmerer- en el ojo de una vaca, hasta los años setenta no empezó a utilizarse en el campo médico y hubo que esperar hasta 1996 para que se incorporara al sector de la cosmética y la medicina estética. Actualmente, se obtiene principalmente con biotecnología, pero también está presente en la cresta de los gallos, el cordón umbilical y las aletas de tiburones, soluciones más caras y menos eco-friendly.
Y después de todo esto, surge la gran pregunta ¿si forma parte de mi cuerpo por qué iba a necesitar introducirlo en mi rutina de belleza? El gran problema es que, igual que el colágeno y la elastina, la cantidad de ácido hialurónico natural en nuestro organismo disminuye a medida que envejecemos. En condiciones óptimas, cada día se degrada y se vuelve a sintetizar un tercio de todo el ácido hialurónico del cuerpo pero, con el paso de los años, se va destruyendo poco a poco. En resumen, más o menos hasta los 35 años todo va bien pero, al cumplir años, su síntesis se reduce y comienzan a aparecer los primeros signos del envejecimiento, hasta que a los 50 se calcula que habremos perdido la mitad del ácido hialurónico que teníamos. Por suerte, existen distintas formas de estimular su producción y reponerlo y, por eso, es un producto tan demandado en cosmética y medicina estética. En general, se aplica de dos formas en crema o mediante pequeñas infiltraciones.
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Ácido hialurónico en cremas
Cuando se utiliza en productos para el cuidado de la piel, como cremas y serums, actúa como un potente agente hidratante, gracias a su capacidad de retención de agua, y como estimulante dérmico. Su capacidad de penetración en la piel depende del peso molecular del ácido hialurónico, cuanto menor es el peso mayor es la hidratación en las capas profundas. Además, su uso es compatible con la mayoría de tratamientos, ya que no interfiere en la acción de otros ingredientes. Revisa las etiquetas de tus cremas, seguro que ya lo estás usando de una manera u otra.
Ácido hialurónico inyectable en medicina estética
Los rellenos faciales con ácido hialurónico inyectable se han convertido en el tratamiento preferido para dar volumen o corregir los labios, reducir las arrugas, levantar los pómulos o aportar luminosidad a la piel. Aunque se trata de la misma molécula, la estructura interna del ácido hialurónico que rellena y aporta volumen es diferente a la del que hidrata. Por eso, existen distintos tipos de ácido, reticulados y no reticulados, y de diferentes densidades. Los no reticulados de baja densidad son perfectos para rehidratar y dar luminosidad al rostro, mientras que los reticulados de mayor densidad sirven para rellenar las áreas más hundidas y alisar las arrugas o líneas de expresión.
Se trata de un tratamiento estético mínimamente invasivo que no requiere quirófano y uno de sus mayores beneficios es que es reabsorbible. Los resultados de los rellenos con ácido hialurónico son visibles desde la primera sesión y sus efectos pueden durar hasta 12 meses, variando en función de la edad. Eso sí, el ácido hialurónico inyectable no se recomienda hasta los 30 o 35 años, mientras que en crema puede aplicarse a cualquier edad.
Si quieres desafiar las leyes del tiempo previniendo o combatiendo los signos del envejecimiento gracias al ácido hialurónico pide cita con uno de nuestros especialistas llamando al 912 906 912, a través de la web aquí o escribiendo a info@clinicaityos.com.
Fdo. Arancha B.